En 1928, el paso de palio de Madre de Dios de la Palma cumplirá un siglo. La obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda era estrenada el 4 de abril de hace 95 años, junto a los varales de Manuel Seco Velasco. El conjunto está bordado en hilo de oro sobre terciopelo rojo. En 1931 eran estrenos los respiraderos en metal plateado de Seco Isberg.
En el palio de entre varales aparecía la Virgen del Pilar. Más adelante, en 1950, una comisión del Ayuntamiento de Burgos entrega una representación a escala de la imagen del crucificado de la ciudad de Castilla y León, llegando a colocarse en la delante del palio, pero actualmente es una insignia, la cruz alzada de la cofradía. Otras de las imágenes lucidas a lo largo de estos años es la Virgen del Rocío, hasta que Fernando Marmolejo confeccionó a la Inmaculada en 1955.
Los respiraderos de metal plateado fueron sustituidos por un moldurón de José Sánchez, que sostiene a los bordados en malla ejecutados por el taller de sobrinos de José Caro, estrenados en 1954. El llamador representa a una gran llave con el escudo de la hermandad, flameado por dos ángeles, una pieza confeccionada por el taller de Villarreal.
Restauración
En 2004, la hermandad encomendó a José Ramón Paleteiro la restauración y recuperación del diseño original del conjunto, debido a las mutilaciones sufridas con el tiempo en anteriores intervenciones. El manto, otra de las grandes joyas de la hermandad, era restaurado por Jesús Rosado en 2018.
Proyecto
Actualmente existe un proyecto de reforma de la orfebrería, gracias a la labor de Javier Sánchez de los Reyes. Esta reforma en la orfebrería en el paso de palio, tal y como explicó el autor del diseño de las nuevas piezas ante los hermanos de la hermandad, es la de «dotar de una coherencia y una unidad de estilo a todas las piezas diseñadas para así embellecer y sumar al conjunto del paso de palio de nuestra titular, que cuenta con piezas emblemáticas como el palio de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, así como con el manto y respiraderos del taller de Caro».