Nuestra Historia2019-12-27T08:13:22+00:00

Nuestra Historia

En el comienzo de las Devociones Cristíferas de la Cristiandad, destaca de manera particular la devoción a la imagen del “Cristo de Burgos” que se veneraba en una ermita los Padres Agustinos de Burgos y que posteriormente fue trasladado a la Catedral.
En Sevilla, a finales del siglo XIV y  comienzos del XV, surge un auge popular al culto de la Pasión de Cristo, el Crucificado que despertó un fervor mas generalizado, es  el  “Cristo de San Agustín”, que se veneraba en el Convento de San Agustín de Sevilla. Los Padres Agustinos extendieron esta devoción por sus Conventos, valiéndose de la fama del primitivo Crucificado de su Convento de Burgos. Indistintamente se conocían sus Crucificados con las advocaciones de “San Agustín” o de “Burgos”, proliferando los mismos por todo el orbe cristiano.
A finales del siglo XVI se erige una Hermandad en la Parroquia de San Miguel, en memoria de las Negaciones y Lágrimas del Príncipe de los Apóstoles, San Pedro, que fue conocida popularmente como la de “los Estudiantes”, por pertenecer sus componentes a la Universidad. Solía hacer la Estación de Penitencia con un solo paso, en el que figuraba únicamente la imagen de San Pedro, agregándose cada año a alguna otra Cofradía. Cambio sucesivamente su sede canónica, pasando por las Parroquias de San Lorenzo, San Pedro en 1628, San Ildefonso en 1670 y San Miguel en 1687. Durante su estancia en la Parroquia de San Ildefonso da culto a una Dolorosa con la advocación “María Santísima Señora Nuestra Madre de Dios de Guadalupe”. En el año 1727 hace su última Estación de Penitencia saliendo de la Iglesia de los Menores, actual Parroquia de Santa Cruz.
En el año 1522 un grupo de burgaleses funda, en la ciudad de Sevilla, una Hermandad para dar culto a la Inmaculada Concepción, a cuyo fin consagran una capilla en el Convento de San Francisco, Casa Grande de Sevilla. Esta Hermandad llega a poseer dos imágenes de la Inmaculada y una con la advocación del Santo Cristo de Burgos, era conocida popularmente como la de los “Burgaleses”. Durante la siguiente centuria la capilla de la Hermandad, que continua en el Convento de San Francisco, cuenta con tres altares, en los dos laterales se venera al Cristo de Burgos y a María Santísima de la Concepción, y en el centro aparece una imagen de gran talla de la Inmaculada.
En el año de 1676 existe una Hermandad del Santo Cristo de Burgos que reside en la Parroquia de San Ildefonso. Quince años después, en 1691, adquiere de la Hermandad Sacramental de dicha Parroquia un “pedazo de sitio” para ampliación de su capilla. Durante este periodo coincide con la Cofradía de “Las Tres Negaciones y Lágrimas del Príncipe de los Apóstoles Señor San Pedro y María Santísima Nuestra Señora de Guadalupe” en la mencionada Parroquia de San Ildefonso, si bien no existe vinculación ninguna entre ellas.
En el siglo XVII la Hermandad ya se titula del “Santo Cristo de Burgos y María Santísima de la Concepción” y celebra solemnes cultos con motivo de la renovación de su capilla y estreno de su nuevo retablo.
El día 26 de Noviembre de 1809 se organiza en la Parroquia de San Pedro una procesión de rogativas por los sucesos de la Guerra con los Franceses, llevando a la Catedral la imagen del Santísimo Cristo de Burgos que mandara tallar Don Juan de Castañeda, de la collación de San Pedro, para su capilla en dicha Parroquia, al insigne escultor Juan Bautista Vázquez “El Viejo”, considerado hoy como uno de los padres de la escuela escultórica  sevillana. En documento fechado el 18 de Noviembre de 1573, el escultor se compromete a ejecutar una imagen de un Crucificado y una Dolorosa en los siguientes términos: “con una corona de espinas y sus cabellos largos y un paño en el cuerpo,  según y en la forma que está y lo tiene el Santo Crucifijo de la Capilla de San Agustín de esta ciudad…”. El 22 de Noviembre de 1574 finaliza el encargo que tiene como destino presidir una de las paredes laterales de la capilla funeraria del Licenciado Castañeda en la Parroquia de San Pedro. Por el recibo de finiquito se conoce que el coste de la imagen ascendió a cincuenta ducados y que la policromia corrió por cuenta del suegro del escultor, el pintor Juan de Zamora. Las dimensiones de la imagen coinciden con las estipuladas en el encargo  “ocho palmos y medio de vara, que tenga desde la cabeza fasta el pie inclusive”. El Cristo de San Agustín” de Sevilla fue el primer protagonista de los Víacrucis, como el primitivo a la Cruz del Campo, precursor de las Procesiones de Semana Santa en Sevilla. Fue muy grande el fervor popular que despertó y son numerosísimas las salidas en procesión de este Crucifijo, procesiones de rogativas para que cesaran las sequías y lloviera, por las epidemias de peste, etc.
Corría el año 1830 cuando el matrimonio formado por Francisco Gil y Narcisa Arias, feligreses de la Parroquia de San Pedro, habilitan unos cuartos que existían debajo de la torre de dicha Iglesia y construyen una capilla para dar mejor culto a la citada Imagen.
A finales del siglo XIX Manuel Gutiérrez-Reyes Cano transforma la fisonomía  de la Imagen del Crucificado hasta darle el aspecto actual. La reforma consistió en retirar la peluca natural, moldeando otra de estopa y pasta, al tiempo que sustituye el faldellín tubular de tela suelta por un sudario encolado. Posteriormente el escultor José Ordóñez Rodríguez, a principios del siglo XX, interviene sobre la Imagen, probablemente añadiéndole otra policromía.
La talla de la Dolorosa, “Madre de Dios de la Palma”, es del año 1884, corresponde al mismo al mismo autor que ejecutó la gran intervención del Crucificado, como así mismo es el autor  de las otras figuras del misterio que procesionaba al pie de la imagen del Cristo, San Juan y Maria Magdalena.

La Hermandad
En el año 1888 los cofrades de la Hermandad del Buen Fin de San Antonio de Padua, al serles negada por la autoridad eclesiástica la posibilidad de continuar haciendo Estación de Penitencia desde el Convento de San Antonio se trasladan a San Pedro y adoptan al Crucificado que existía en la citada Parroquia con la advocación de “Cristo de Burgos” como, titular de la Cofradía, al no poder traer sus propias imágenes que quedan en el Convento de San Antonio. Realizan su primera Estación de Penitencia desde esta Parroquia el Miércoles Santo del año 1889.
De esta fecha de 1883, pues, arrancan las primeras Reglas de la Hermandad, que recogerán la Titularidad del Stmo. Cristo de Burgos y de Madre de Dios de la Palma en 1888; Reglas que la Hermandad conserva con el primitivo Escudo de la Hermandad sobre pastas de terciopelo morado.  Se da la circunstancia que cuando, resueltas las diferencias con la Comunidad franciscana del barrio de San Lorenzo, no podrán hacer uso de estas Reglas, y se verán en la obligación de someter otras nuevas a la Autoridad eclesiástica.
Salvadas, pues,  las dificultades que provocaron el traslado, en el año 1909, los cofrades de la Hermandad del Buen Fin retornan a San Antonio de Padua, donde volverán a dar culto a  las  imágenes de sus Titulares; por el contrario,  la Hermandad del Cristo de Burgos continuó realizando, ya de manera ininterrumpida hasta nuestros días la Estación de Penitencia desde la Parroquia de San Pedro, si bien sigue ostentando el título “Santo Sudario”, originario de la Hermandad de Buen Fin, hasta el año de 1927 en el que lo perdería a favor de los cofrades de San Antonio.
Se conservan igualmente unas Reglas de la Hermandad de 1930.
En el año 1932 la  Hermandad del Cristo Burgos encarga al escultor Lorenzo Coullaut-Valera la hechura de un grupo escultórico que representase el momento evangélico de las negaciones del Príncipe de los Apóstoles, para hacer un tercer paso con el misterio. Esta idea se malogró con el fallecimiento ese mismo año del escultor.
No es exacta la información de que, de forma accidental en el año 1943 se constata que la Hermandad no posee reglas oficiales; la Hermandad solicita a la Autoridad Eclesiástica nuevas Reglas pero recogiendo la Titularidad de la extinguida Hermandad de las Negaciones y Lágrimas de San Pedro (vulgo antaño de los Estudiantes); se procede de manera urgente, a instancias del entonces Hermano Mayor, Don Francisco Abaurrea y Álvarez Osorio, a la redacción y aprobación por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Don Pedro Segura y Sáenz, quien concede dicho Titulo y, por tanto, otorga a la Hermandad una nueva y, a la vez, añeja antigüedad.
Actualmente la Hermandad basa su actividad en mantener y mejorar los cultos a sus titulares, en los últimos años se recuperó el Vía crucis de cuaresma con la imagen titular portada sobre  andas visitando los conventos de la feligresía. El besapiés del Cristo que se hacía en Enero se trasladó al Domingo de Pasión. En los cultos de la Virgen, además del triduo se añadió una función solemne dedicada a la Virgen. Es notorio la solemnidad y recogimiento en los últimos traslados del Cristo al paso. Tradicionalmente la misa de Hermandad se celebraba el domingo por la mañana y actualmente es los viernes por la tarde.
Todos estos cambios fueron recogidos en las reglas que se aprobaron por la Autoridad Eclesiástica en el año 2004. Especial significación tuvo el Cabildo General celebrado  al final del año 2003 en el que se aprobó la igualdad de derechos para hermanos y hermanas.  Una nueva modificación de esta Reglas fue aprobada en el año 2.011, estando actualmente en vigor la revisión a las mismas sancionada por la Autoridad eclesiástica en el año 2.016.
Con la llegada de D. Jesús Maya como Párroco de la Parroquia de San Pedro después de más de veinticinco años con nuestro querido antiguo párroco, D. Francisco Cruces, ambos Directores Espirituales de la Hermandad,  las relaciones con la Parroquia son más intensas colaborando estrechamente con los grupos de catequesis de comunión y confirmación así como con Cáritas Parroquial; también hemos colaborado puntualmente cuando hemos sido requeridos por la Parroquia. La Hermandad participa en los cultos de las otras Hermandades que residen en la Parroquia, tanto con la Hermandad del Pilar como con la Sacramental.
En cuanto a la Cofradía, en los últimos tiempos los distintos Diputados Mayores han puesto especial interés en mejorar el comportamiento de cuerpo de nazarenos llevando la Estación de Penitencia hacia un estilo mucho más serio y severo, propio de nuestra corporación, perdido durante una época; así se cambió el repertorio de marchas que se interpretan a la Virgen, tocándose solo marchas de corte “fúnebre”; ha cambiado sustancialmente la entrada de la Cofradía en San Pedro, se prohibió el acceso de público al interior de la iglesia, para posteriormente conseguir que los tramos permanecieran formados y los nazarenos cubiertos con los antifaces hasta la entrada del segundo paso.
El siglo XXI.
Hay que destacar el enorme esfuerzo de las últimas Juntas de Gobierno por conservar el patrimonio artístico de la Hermandad, destacando las acertadas limpiezas y restauraciones de las imágenes, en 1997 la del Santísimo Cristo de Burgos, en 2002 Madre de Dios de la Palma y 2003 María Magdalena. Igualmente se han restaurado y pasado a nuevo terciopelo los bordados de las bambalinas y techo de palio del paso de Madre de Dios de la Palma, así como los respiradores del mismo. Por lo que hace al paso de Cristo la limpieza y restauración del “canasto” ha devuelto a la luz la magnífica policromía original de la obra a lo que hay que unir la incorporación de un nuevo mecanismo de subida y bajada de la cruz.
Por la singular devoción cristífera que mantiene la Hermandad, siempre fueron importantes los lazos con la ciudad de Burgos, actualmente la hermandad participa corporativamente en los cultos que se celebran en Septiembre en honor del Cristo de Burgos que se venera en la Catedral de Burgos, desplazándose a la ciudad castellana un grupo de hermanos que en ocasiones es numeroso cuando  las fechas de los actos coinciden en fin de semana. En Navidad casi todos los años la Hermandad monta un Belén en la Capilla-Casa de Hermandad, así mismo el Grupo Joven organiza actos dedicados a los niños, llegada de S.S. M. M. los Reyes de Oriente, etc. Igualmente se organiza un acto de “Exaltación de la Navidad” dictado por un ponente diferente cada año.
Tras un cierto inmovilismo, en la década de los noventa se revitaliza el antiguo proyecto  de construcción de nueva Capilla en el  edificio que fue templo de los Trinitarios Descalzos, pero con un enfoque diferente, habilitándolo igualmente como casa de Hermandad. Se consiguió hacer habitable la finca en una primera fase de trabajos de rehabilitación, gracias a un  patronato formado por hermanos y simpatizantes con la causa que recaudó ingresos suficientes al margen del presupuesto de la Hermandad. Se dispuso de ayuda de estamentos oficiales para restauración de la torre y las cubiertas. La siguiente fase consistió en el afianzamiento y refuerzo del coro, lo que permitió la construcción de las dependencias administrativas de la corporación y un despacho para el Hermano Mayor. Se ha adecentado la fachada de la calle Descalzos, abierto una nueva puerta de acceso por dicha calle y el Ayuntamiento de Burgos ha sufragado la construcción de la puerta de fachada principal en madera, apliques de bronce y forja que ha ennoblecido de forma notable el edificio.
Por último se han instalado en el interior del edificio una serie de vitrinas expositivas que albergan los enseres más notables del patrimonio de la Hermandad.

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