Reflexión de nuestro vicario parroquial D. Alfonso Peña:
En el Evangelio de hoy, 30 de octubre, Jesús cura a un enfermo en casa de un fariseo, interpelado con su actitud si la ley está por encima de los frutos de la Misericordia. Los gestos de Jesús son un Evangelio vivo ante nuestros ojos. Es fácil hacer como que no vemos la realidad. El sufrimiento está delante de nosotros y no lo vemos (o fingimos no verlo). Jesús, por el contrario, sitúa ante Él al hombre enfermo y no duda en mirarlo. Al hacerlo, se arriesga a ir en contra del ambiente en que vive. No sólo eso. Se dirige al hombre, le toma la mano, lo cura y le manda restablecido a su casa. ¿Qué hace Jesús de diferente? Jesús mira a los que sufren como hijos y no como un obstáculo que tiene que quitar de su camino.